Desde 1995, los investigadores del Instituto de Conservación de Ballenas hemos monitoreado anualmente la frecuencia de los ataques, generando la base de datos más larga de Argentina sobre esta temática
. Las gaviotas dirigen la mayoría de los ataques (81%) a madres y crías recién nacidas .
Además de los efectos sobre el comportamiento, los repetidos picotazos de las gaviotas producen importantes lesiones en el lomo de las ballenas, que podrían favorecer el ingreso de bacterias o virus patógenos al cuerpo de las ballenas.
La mayoría de las gaviotas que atacan son adultas (80%), pero también lo hacen las gaviotas juveniles (20%), lo que indica que las gaviotas aprenden este comportamiento tempranamente por imitación, extendiéndose este hábito alimentario entre las aves (Sironi, 2004; . Los basurales urbanos y pesqueros y el descarte pesquero en el mar, proveen alimento extra a las gaviotas, favoreciendo el crecimiento de sus poblaciones. La población de gaviotas cocineras de la Patagonia norte creció 37% entre 1994 y 2008, registrándose las mayores tasas de crecimiento en las zonas (Río Negro y sur de Chubut) con mayor disponibilidad de alimento extra para las gaviotas proveniente de basurales y de la actividad pesquera .
En 1995, la frecuencia de ataques en los sitios de observación del Golfo San José y el Golfo Nuevo era del 12%. En años recientes, la frecuencia de ataque en Golfo Nuevo aumentó y se mantuvo en un porcentaje aproximadamente dos veces superior al registrado en 1995. En 2011 se produjo un incremento aún mayor, llegando al 39% .
Para observar lo que producen:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=VVjCOgcpX0w
INFORMACIÓN DE LA PÀGINA WEB: http://www.icb.org.ar/especiales.php?tsid=4&op=ver&seccion_id=193.
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